Los ‘lords’ de las patentes: registros pretenciosos para dominar el mundo

Patentes Informaticas
Nadie se fía de nadie. Haciendo suyo el viejo mantra juvenil, las compañías lo quieren todo y lo quieren ahora. Quizás sea ésa la causa principal de la guerra de patentes, una fiebre que tiene su máximo exponente en el fenómeno de los patent trolls, un modelo de negocio en auge en Estados Unidos que se basa en la especulación y el chantaje, impidiendo cualquier tentativa de innovación, sobre todo a las pequeñas empresas.
Por su parte, las grandes firmas añaden leña al fuego siendo responsables, en su caso, de una obsesiva tendencia por registrar cualquier tipo de proceso, por mínimo que sea, generando situaciones absurdas, sobre todo cuando se trata de casos de patentes de software, cuando en la actualidad parece imposible desarrollar una invención original sin infringir alguna patente. Y en el campo del diseño, el fenómeno es similar.
Quizás uno de los ejemplos más absurdos, y de nuevo regresamos al campo de las patentes de ‘software’, es el caso de Microsoft y el registro del apagado de ordenador en 2005.
Por ejemplo, en el último año Apple ha acusado a Samsung de la violación de al menos seis patentes: la función de ampliación de textos e imágenes tocando la pantalla, el movimiento de rebote de la pantalla cuando llega al final de una página o un bloque de contenido, la función de pellizcar la pantalla, el diseño redondeado de los iconos del interfaz principal y los diseños tanto en negro como en blanco del iPhone.
Los dominios sin punto
Sin embargo, hace varias semanas Google recibió un no rotundo de la Internet Corporation for Assigned Names and Numbers (ICANN), la entidad que gestiona los dominios de internet. En este caso, no se trataba de una patente, pero el ejemplo representa a la perfección el grado de las pretensiones de las grandes firmas.
Google había reclamado al organismo el registro de una serie de dominios sin punto, es decir, direcciones de internet a las que se pudiese acceder escribiendo una sola palabra, por ejemplo ‘search’.
Google había reclamado al organismo el registro de una serie de dominios sin punto, es decir, direcciones de internet a las que se pudiese acceder escribiendo una sola palabra, por ejemplo search.
Aunque el objetivo de Google era el de ahorrar tiempo a los usuarios, algo que parece una buena idea, al mismo tiempo trataban de blindar una serie de palabras clave, como blog, app o cloud. Según la carta remitida por el comité del organismo, este tipo de dominios podrían generar resultados impredecibles, sembrar la confusión y no sería universalmente accesibles.
Guerra de palabras
Podríamos pensar que el lenguaje, más allá de los neologismos de marcas comerciales, está libre del acecho de las patentes de las grandes corporaciones, pero el caso de Apple y la palabra startup demuestra lo contrario. Si el inglés es el latín del siglo XXI, como dice Umberto Eco, la firma está jugando a ser Julio César.
Fue Wired el medio que desveló que el bufete Baker & McKenzie, de Sidney, había solicitado en nombre de Apple el registro de una aplicación de nombre startup.
La petición de la compañía tiene gato encerrado porque Apple pretende blindar la palabra aplicándola a todas sus unidades de negocio, desde las tiendas y los servicios tecnológicos especializados, pasando por el desarrollo de hardware y software, hasta la educación.
Aunque el órdago se ha producido en Australia, según la información disponible Apple ya comenzó el proceso legal para patentar startup en 2011 en China y Estados Unidos, aunque los organismos reguladores presentaron objeciones a las que la compañía tendrá que responder el próximo 20 de septiembre.
No es la primera vez que Apple realiza acciones de este tipo, aunque el caso de startup parece el más agresivo. También trató de patentar el nombre de App Store, acción ante la que Microsoft reaccionó de forma airada: “los competidores deberían ser libres de usar app store para identificar sus propias tiendas y los servicios ofrecidos en conjunto a través de ellas”.
La patente de poder
Pero quizás uno de los ejemplos más absurdos, y de nuevo regresamos al campo de las patentes de software, es el caso de Microsoft y el registro del apagado de ordenador. Como suena, en 2005 la compañía fundada por Bill Gates patentó un algoritmo que describe la función off de un PC, una acción muy similar a la de Apple cuando patentó la función de desbloqueo de un dispositivo.
En el caso de Apple, muchos han entendido -comparándola con el anillo de poder de la saga de Tolkien- que su patente que describe la mayoría de procesos inherentes a los ‘smartphones’ es una tentativa por blindar legalmente el concepto.
En el caso de la firma de la manzana, muchos han entendido -comparándola, a modo de broma, con el anillo de poder de la saga de Tolkien- que la patente que presentó en 2012 describiendo la mayoría de procesos inherentes a los smartphones era precisamente una tentativa por blindar legalmente el concepto de teléfono inteligente, un paso definitivo para dominar uno de los mercados más jugosos de la década.
Aunque las potencias globales de esta guerra están ya demasiado implicadas como para dar marcha atrás en sus políticas, quizás la solución de futuro pase por iniciativas como la de Twitter, que a través de su Innovators Patent Agreement (IPA) ha creado un mecanismo para defender sus invenciones sin lastar el proceso de innovación tecnológica cuando otra empresa pretende acceder a un conocimiento similar al suyo.
Fuente: Teknautas

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